Mientras el narcotráfico desata una campaña en contra de uniformados de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE), que desemboca en renuncias masivas por considerar que por 8 mil pesos mensuales nadie se juega la vida, menos aún cuando los utilizan para labores denigrantes, como meseros, lo cual parece no importar a las autoridades.
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