Los electricistas salieron de nuevo. Las calles se inundaron de protesta, los gritos de inconformidad hacían eco entre la gente. La cabalgata convocaba a una nueva revolución. El coraje se hacía expresivo en contra del gobierno “usurpador”. Del presidente del empleo recibieron el despido, y una raquítica liquidación que se evapora.
Las mantas y pancartas que ridiculizan a Calderón. Otra vez vestidos de payasos, los electricistas reclaman sus puestos laborales. Se resisten a perder una lucha sindical de más de 90 años. Lo hecho este martes es un preludio de lo que harán este miércoles.
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